La libertad es un lujo que ahora no todos pueden permitirse

Fernando Eraus Saiz - Abogado miembro de JAM

Fernando Eraus Saiz

Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

La protección de la seguridad ciudadana y el ejercicio de las libertades públicas constituyen un binomio inseparable, y ambos conceptos son requisitos básicos de la convivencia en una sociedad democrática. Así es como comenzaba la antigua Ley Orgánica 1/92 de 21 de febrero, de protección de la seguridad ciudadana, conocida como Ley Corcuera, por su principal impulsor.

De las actuales reformas con el anteproyecto de Ley de Seguridad Ciudadana, ley controvertida donde las haya, y con gran incertidumbre todo lo que la rodea… el mayor dato de ocultismo de la misma es la recaudación económica, derivada de la transformación de las faltas del Código Penal en delitos leves y otras incluyéndolas en la litigación vía administrativa.

¿Oís campanitas? Sí, por supuesto, pues los delitos leves sí dejarían antecedentes penales en contraposición a las antiguas faltas, añadiendo a esta barbarie que todo aquel (sobre faltas que tengan en el futuro su “castigo” en la vía administrativa) que quiera litigar deberá acudir a la vía contencioso-administrativa y consecuente pago de la tan rechazada tasa judicial.

Se hacen reformas todo con el pretexto de avanzar y mejorar el sistemas judicial españolque se ve atascado por la multitud de pleitos que día a día llegan a los juzgados para resolver los problemas entre los ciudadanos. Antaño se creó el Derecho como modo de evitar que los ciudadanos se tomarán la Justicia por su mano, y poder así dirimir los asuntos legales ante un tercero imparcial. Ya en la antigua Roma usaban la “Lex Talionis” (“ojo por ojo y diente por diente”) como sistema que evitara la violencia, sistema reformado hasta lo conocido a día de hoy. Actualmente, sin embargo, el sistemas de reformas está destruyendo totalmente ese equilibrio con siglos de antigüedad. Esto es algo que no puede permitirse en ningún sentido.

Quieren protegernos, ¿de qué? ¿qué teme toda “capitanía” dirigente de un Estado? La pérdida del poder. Se tiene miedo a la revolución ciudadana y a su cambio. El derecho a la libertad es un derecho sagrado del ser humano consagrado desde su nacimiento y plasmado actualmente como derecho fundamental en el art. 17.1 de la C.E., el cual también incluye el derecho a la seguridad, pero… la libertad es anterior a la seguridad, pues la seguridad se enmarca tras un libre albedrío del ejercicio de ese derecho de libertad. En consecuencia, la libertad es anterior, superior e inquebrantable.

A fin de cuentas, lo que se crea es un mayor abanico de “protección” de los ciudadanos contra la cúpula política (todo hay que decirlo, las “medias tintas no sirven ya), mientras que nada trascendente de ellos se habla con las nuevas reformas. La desprotección social es total y palpable; de ahí que las nuevas reformas quieran reprochar con tanta dureza y haciendo además hincapié en el “bolsillo” del ciudadano. La cúpula gubernativa y opositores están observando con respecto a los escraches y acciones de las manifestaciones una violencia emergente que quieren parar de cualquier modo. La violencia no es el camino, sin duda… pero la violencia -como dijo Jean Paul Sartre- “se da siempre por una contra-violencia, es decir por una réplica a la violencia del otro”. ¿La violencia del otro? Os preguntaréis. Sí, la violencia del otro en la restricción de nuestros derechos.

Sin embargo,  esas supuestas acciones violentas que tanto quieren restringir no son más que la expresión palpable del derecho a la rebelión que todos los ciudadanos tenemos contra los gobernantes de origen ilegítimo o que, teniendo origen legítimo, han devenido en ilegítimos durante su ejercicio, autorizando en consecuencia la desobediencia civil y el uso de la fuerza con el fin de derrocarlos y reemplazarlos por Gobiernos que posean legitimidad. Nada descabellado hay en estas ideas. Ya Platón (siglo V a siglo IV A.C.) trató la cuestión de la tiranía y derecho del pueblo a defenderse del tirano y la injusticia. Incluso vemos este reflejo en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Revolución francesa, en la Carta fundacional de las Naciones Unidas y en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 recogido el derecho no explícitamente, pero sí implícitamente en el Preámbulo al decir: “Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión”.

Además, esta reforma orientada a la recaudación con el fin de coartar la libertad de las personas incapaces económicamente. En definitiva: coartar el derecho de libertad del ser humano, el más sagrado de sus derechos y el más indispensable de sus deberes.

Terminaré citando algo que parece ser que mucha gente ha olvidado y que trae causa de la Declaración de Independencia de los EE.UU. de 1776:

Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad.

Por desprovistas de fuerzas que estén estas palabras por falta de actuación, el problema reside en: “quien quiere no puede y quien puede no quiere”. ¿Quieres cambiar las cosas? SÚMATE AL JAM

 

*La opinión del presente artículo es del autor y no vincula a la presente plataforma.

Fernando Eraus Saiz
Abogado ICAM